Entre Algarrobo y Mirasol, al borde del Océano Pacífico existen los residuos de un sistema ecológico muy deteriorado, que por medio de humedales, como cuerpos de agua a distancias regulares, permitía el diálogo entre mar, los esteros y la fauna aviar. Entre dos de estos humedales se presenta uno de los productos más impactantes de la especulación inmobiliaria, en la forma de un enorme conjunto residencial. Un gran complejo vacacional, cerrado y hostil con su entorno.

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